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Desde el principio, hay algunas ventajas claras: no tienes un jefe o un horario fijo, no tienes que convivir con compañeros que no te agradan, no tienes que salir de casa para trabajar, puedes hacer lo que quieras cuando quieras. Vamos a tomarlos uno por uno:

1. No tener jefe: De hecho, no tendrás a nadie que te diga qué hacer o dar explicaciones. Serás tu propio jefe, y esto parece un alivio. Sin embargo, necesitamos aclarar una cosa: si no tienes a nadie que te diga qué hacer, entonces tú serás quien decidirá qué hacer, lo que requiere una disciplina extraordinaria. Tienes que imponerte un horario de trabajo, planificar bien tus tareas, administrar bien tu tiempo. Además, incluso si no tienes que explicárselo a un jefe, tendrás que explicárselo a tus clientes si haces el trabajo incorrecto o lo entregas tarde.

2. No tener un horario fijo: Es cierto que cualquier persona puede configurar su horario de trabajo de acuerdo con sus preferencias, circunstancias personales o desempeño (son personas que trabajan mejor en la noche que durante el día, por ejemplo). Pero cuando tienes que cumplir con una fecha límite para entregar un pedido, hay pocas posibilidades de ajustar tu horario a tus deseos. Además, tu horario de trabajo debe coincidir con el de tus clientes (obviamente aquellos que tienen la misma zona horaria que tú), por lo que debes comunicarte con ellos, lo que generalmente te obligará a configurar un horario. En cualquier caso, por razones prácticas y para mantener tu salud física y mental, es aconsejable imponer un horario de trabajo fijo y regular y respetarlo siempre que sea posible para evitar que se prolongue tu horario de trabajo, trabajar en los fines de semana y todos los inconvenientes que nadie quiere.

3. No tener compañeros de trabajo: Esta es una espada de doble filo; por un lado, no tienes que convivir con compañeros que no te agradan, pero por otro lado, no tendrás a nadie con quien hablar y relacionarte directamente. Para las personas que prefieren la soledad, esto no será un problema, pero puede ser difícil para los traductores más sociables. Además, el hecho de que no tendrás que interactuar con compañeros no significa que no tendrás que interactuar con los clientes.

4. No tener que salir de casa para trabajar: La mayoría de los traductores autónomos trabajan desde su casa, lo cual es muy conveniente porque su trabajo se encuentra a solo unos pasos de la cama y, por lo tanto, no necesita levantarse dos horas antes de comenzar a trabajar o manejar el tráfico saturado todos los días para llegar y salir del trabajo, vestirse o arreglarse especialmente para interactuarar con el mundo exterior. Sin embargo, el hecho de que tu lugar de trabajo esté dentro de tu hogar es difícil separar tu vida personal del trabajo y es muy fácil sentirte tentado a estar 24 horas al día en tu escritorio frente a la computadora, correo electrónico y otras tareas profesionales.

5. Incertidumbre: Esto es crítico, porque si no puedes soportar la idea de no saber cuándo obtienes el pedido o la incertidumbre de no tener un salario fijo al final del mes, estás perdido. Sin embargo, esto también tiene un lado positivo: un empleado ganará con dificultad más dinero por mes, pero un trabajador autónomo puede facturar más que el mes anterior si trabaja más y mejor. Si las cosas van bien, un traductor autónomo generalmente gana más dinero que un traductor empleado.

6. Variabilidad/irregularidad en el trabajo: Debes aprender a vivir con esta irregularidad en el flujo de trabajo y aprender a compensar las etapas de “sequía” con las etapas de “riqueza”. Además, los períodos de menos trabajo pueden ayudarte a hacer cosas que no puedes hacer cuando tienes un período con muchos pedidos: buscar nuevos clientes, mejorar tu conocimiento en el campo, descansar, etc.

7. Un trabajador autónomo asume todos los gastos de su actividad profesional, incluidas las contribuciones a la seguridad social. En cambio, él puede pagar sus gastos profesionales.

8. Las vacaciones y los días libres no se pagan: Un día sin trabajo significa un día sin efectivo, pero en cambio, tienes total flexibilidad para ir de vacaciones cuando lo deseas (en este caso, es recomendable informar a tus clientes con anticipación).

Esta es la vida de un traductor autónomo. Como cualquier otro trabajo, tiene sus ventajas y desventajas, pero te aseguro que si sabes cómo tratar con él, la libertad que obtienes es gratificante. Una vez que ha probado esta vida, es difícil renunciar.

Si deseas saber sobre las cualidades de un buen traductor, consulta nuestro artículo sobre este tema: ¿Cuáles son las cualidades de un buen traductor?

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