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La mayoría de los que ocupan esta profesión estaban en un momento u otro en medio de una conversación en la que, hablando de esta disciplina, el interlocutor tenía una especie de preconcepción sobre la actividad del traductor. Probablemente haya escuchado al menos uno de los siguientes cinco conceptos erróneos sobre la traducción y los traductores.

1. Cualquiera que hable dos idiomas puede traducir

Muchas personas piensan que si una persona habla dos idiomas, se convierte automáticamente en un traductor. No es verdad La traducción requiere una cantidad de habilidades que se adquieren a través de la educación y la experiencia, además de habilidades innatas como la creatividad, la sensibilidad cultural y la atención al detalle. De lo contrario, no habría programas de traducción ofrecidos por universidades e instituciones de prestigio en todo el mundo, ni habría académicos que dedicaran sus vidas a investigar las características y particularidades de la disciplina.

2. La traducción y la interpretación son lo mismo

“Entonces, eres un traductor. ¿Estás haciendo traducciones simultáneas?” Esta es una expresión que he escuchado varias veces. Todo comienza con el hecho de que la mayoría de las personas no parecen entender la diferencia entre traducción e interpretación. Ellos piensan que son sinónimos pero están equivocados.

La traducción y la interpretación son dos conceptos completamente diferentes. Los traductores traducen textos escritos (literarios, comerciales, legales, financieros, etc.) mientras que los intérpretes interpretan el lenguaje hablado de forma consecutiva o simultánea en conferencias, tribunales y eventos, entre otros, para superar las barreras del idioma. Para ser un intérprete, es necesario ser bastante extrovertido, tener buena memoria y hablar muy bien en público, características que un traductor no tiene necesariamente.

3. Ser un traductor certificado es la única forma de trabajar en traducciones

Para aquellos que no están familiarizados con el tema, la traducción oficial es la traducción certificada de los documentos necesarios para aplicar a universidades, visas para embajadas y préstamos bancarios, entre otros. El traductor debe aprobar un examen para ser certificado y obtener el sello que necesita para certificar sus traducciones.

La gente suele pensar que este es el único tipo de traducción que existe. Pero también puede ganar experiencia traduciendo páginas web, textos publicitarios, documentos para organizaciones internacionales y muchos otros documentos que no requieren el sello.

4. Lo más importante para un traductor es dominar un idioma extranjero

La capacidad de hablar bien en un segundo idioma no es tan importante para un traductor.

Si bien es cierto que para ser un buen traductor, debes tener un excelente conocimiento del idioma extranjero, pero lo más importante es tener habilidades impecables de escritura en tu idioma nativo.

5. Los buenos traductores traducen tanto a su idioma nativo como a un idioma extranjero

Este es probablemente el error más común cuando se habla de traducciones. La gente a menudo entiende que los traductores traducen solo a su idioma nativo.

Lo que está claro es que el producto de una traducción nunca será tan bueno si se traduce a un segundo idioma y no en el idioma nativo. Este es el lenguaje que mejor conocemos y de quien mejor hemos aprendido. Sería preferible que aquellos que traducen a un idioma extranjero encuentren a alguien nativo en ese idioma para leer, corregir y editar la traducción antes de la entrega.

Para la segunda parte de este tema, consulta nuestro artículo: Los 11 conceptos erróneos sobre las traducciones y los traductores (segunda parte).

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